Por María Isabel Pardo
Bernal.
12 de Octubre de 2016.
Esta mañana me he
encontrado en el periódico local “Valle de Elda”, una fotografía insólita y muy
llamativa. Resulta que el agua de la fuente de una de las plazas más
emblemáticas de nuestra ciudad, se ha teñido de un rojo intenso, una fuente de “sangre”
muda, parece gritar. No sé con qué
intención se habrá realizado, ni sé si es una broma de mal gusto, o si por el
contrario, se ha querido dar un mensaje a todos los eldenses. Siendo el día que es hoy, y dada la fiesta
que se celebra en España, yo que soy romántica hasta aburrir, como ya sabéis lo
que me conocéis, he querido ver una
simbólica y delicada protesta. Da igual
la motivación de quien o quienes lo han hecho, la imaginación no tiene límites, y este
pequeño acto, nos puede recordar durante toda la festividad, la cantidad de sangre que se derramó en el
nombre de la ambición desmedida y cruel de unos cuantos. El resto, que nadie generalice, como siempre,
no se enteró de nada, o casi de nada, igual que ocurre siempre. Hechos que son historia, pero que todavía
duelen y crean división. Han pasado
siglos, esta generación no es responsable de lo que hicieron sus antepasados,
es más, es posible que nuestros amigos de allá tengáis más sangre de los conquistadores
que nosotros mismos. Hoy es un día para la paz, no para evocar guerras y
muertes. Hoy debería ser un día de estrechar lazos, de abrazos, de banderas
blancas. Tenemos mucho que sanar, y mucha historia que rediseñar. No nos
dejemos manipular, ni por unos, ni por los otros, elaboremos nuestra historia, la que queremos dejar a nuestros
hijos, trabajemos por y para sentirnos libres y humanos. Las fronteras no
existen, las banderas las hemos inventado,
nosotros somos reales, nosotros podemos ser hermanos.
¡Abrazo fraterno, América!
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