Por María Isabel Pardo Bernal.
10 del 10 de 2016.
aquí
estoy sin estrellas y sin luna,
aquí, en
la noche te desafío,
te
requiero, te grito.
Aquí, en
la oscuridad de mi playa
me olvido de las cadenas,
de las
caderas,
de tus
brazos y del frio.
Una mujer frente a su soledad.
la mujer
que ya no llora,
la mujer
altiva, la que no humilla…
Y la cortesana
en las olas se pierde,
en las
olas vuela,
en las
olas se queda.
La nena
con la
frente alta,
vacía de
palabras,
vacía de
caricias,
vacía de
tu agua.
La dueña
en el
mar, con su orgullo,
y en los
labios,
el último
suspiro del hombre
del
último gemido del niño.
Y en su
interior la brasa,
el fuego
y el rocío,
en su
entraña
el todo,
el amor y
lo
sublime de la nada…
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