Por
María Isabel Pardo Bernal.
“¡Levanta
París!”
HOY ME DUELE
PARÍS.
Llevo
un rato sentada ante la página en blanco, nada se me ocurre que pueda describir lo que siento cuando veo
el terror y la auténtica pesadilla que están viviendo nuestros vecinos
franceses ¿Qué se puede tener en la
cabeza y en el corazón para matar de forma vil? No puedo justificar la
violencia y el horror, da igual de donde venga y por la causa que venga. Está
claro que aquí nadie podemos dar lecciones morales, y que a lo largo de la
historia se han cometido demasiadas barbaridades, demasiadas injusticias, pero
alguna vez debemos parar. Alguna vez tenemos que entender que la violencia solo
genera más violencia, que en las guerras nadie gana y todos perdemos, que tenemos
que aprender a respetar las diferencias y buscar lo que nos une, que la
religión debe hacernos mejores personas, no dar armas para matarnos. Debemos
aprender que el ojo por ojo, no sirve de nada, al igual que tampoco sirve poner
la otra mejilla. Alguna vez debemos aprender
que el daño y dolor que nos infligimos no tiene sentido alguno, salvo para
alimentar a cuatro bestias inmundas. Alguna vez debemos aprender, y deseo que
no sea demasiado tarde, aunque me temo, que todavía nos falta mucho por
evolucionar ¿En nombre de qué o de quien se puede matar?
¿Qué dios o dioses se pueden invocar con las manos manchadas de sangre de
inocentes? ¡Ojalá la cordura regrese a la mente y al
corazón de la humanidad! Hoy duele París, no puede ser de otra forma. Otro día
negro en la historia de la humanidad, otro día para añadir a esa lista aterradora
y macabra, esa lista que avergüenza a nuestra especie. El cuerpo me pide
sentir pena e impotencia, también rabia,
pero no me voy a dejar llevar al oscuro lugar donde habitan los sentimientos
negativos. Hoy, más que en cualquier
otro momento, necesitamos que aflore todo lo mejor de cada uno de nosotros,
tenemos la obligación de demostrar que poseemos en nuestro interior el arma
definitiva, la mejor de todas las posibles, el arma que vencerá siempre a todas
las demás. Somos seres poderosos, y nuestro amor por todos y todo, superará cualquier
envite, sea el que sea.
¡Toda
la fuerza para las familias de las víctimas! ¡Duele París, ánimo París, levanta
París, amo a París!
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