Por María Isabel Pardo Bernal.
¡Gritando al 10!
© 2015.
Reservados todos los derechos.
Tengo
estranguladas miles de preguntas en mi núcleo;
no dejo
que mi garganta se atreva a lanzarlas.
Temo la
respuesta, tu silencio me mata.
Deja que
los quejidos salgan de la boca
si no
quieres que ahoguen
el corazón de tu dama blanca.
Deja que
mis lamentos naveguen
hasta
zozobrar en tu océano .
Toma de
mí lo poco que queda,
rebaña
bien la fuente de pasión y secretos,
de
caricias, esperanzas y sueños.
Y, si ya
no es suficiente,
arrójame
al pozo del olvido,
al
infierno de la indiferencia,
al barro
de la desesperanza.
Desaparece
antes que un sentimiento
de tu
frío espíritu nazca,
no vuelvas la cabeza,
mira adelante,
y corre.
No escuches mis súplicas,
no tengas
piedad de las lágrimas,
que no te tiente una arrastrada,
que no te
detengan mis palabras.
Inserta
universos de distancia,
y huye,
huye, huye, huye, huye
como
ángel de las llamas.
Huye de
la mujer, de la niña, de la gata.
¡Esfúmate
de mi vida, de mi alma
y de mi cama!
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