Por María Isabel Pardo Bernal.
03 de mayo de 2015 ©
MADRE
Hoy se celebra el día de la madre por estos lares.
Todos los días debería celebrarse tal día, pero aprovecharé este día, que se ha
institucionalizado y sobre todo, mercantilizado para felicitar a todas las
madres del mundo, a las que lo son, a las que lo serán, a las que desean serlo,
a las que no pudieron y quisieron, a las que sin quererlo pudieron, a todas las
mujeres valientes que dieron su vida y su alma por el sentimiento más puro y
hermoso que nos está permitido conocer
en este mundo. Mujeres que han regalado un AMOR casi perfecto, amor que nos
acerca a ese punto de fe en nuestra transcendencia. Especialmente recuerdo a mis dos abuelas,
sobre todo, a mi abuelita MARÍA DE LA PAZ, a mi abuelita ISABEL, y a mi suegra GUILLLERMINA. Por suerte, la vida
me está regalando la compañía de mi mamá, la Sra. ANTONIA, a la que adoro. No
conozco a mujer más perfecta, más equilibrada y fuerte que ella. Todo mi amor,
respeto y adoración para ti, MAMÁ.
Aquí dejo dos de las definiciones que más me
gustan de madre, y de hijo. Ambas me emocionan, ambas me hubiera gustado
escribirlas a mí, pero ellos, se me adelantaron. He de decir que la definición primera que se
atribuye a José Saramago me parece muy dudosa, puesto que El Sr. Saramago era
ateo confeso. De todas formas, sea quien sea su autor, es genial. La segunda es
un poema del que fue obispo de la Serena (Chile) Ilmo Sr. Don Ramón Ángel Jara.
Es un poema que cada vez que leo no puedo evitar la emoción hasta las lágrimas.
“Hijo es
un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien
más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles
los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje.
Sí. ¡Eso es!
Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que
alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente
de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo
tan amado.
¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un
préstamo... EL MÁS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo
mientras no pueden valerse por sí mismos, luego les pertenece a la vida, al
destino y a sus propias familias.
Dios
bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos.
"
“Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de
su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una
mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja
con el vigor de la juventud; la mujer que si es ignorante descubre los secretos
de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la
simplicidad de los niños; una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro
para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo
débil se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive
no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que
después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla
de nuevo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo
acento de sus latidos. De esa mujer no me exija el nombre si no quieres que
empape de lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino. Cuando
crezcan vuestros hijos, léanles esta página, y ellos, cubriendo de besos
vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje
recibido, ha dejado aquí para vosotros y para ellos, un boceto del Retrato de
su madre.”
¡FELIZ DÍA, MADRES!
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