Por María Isabel Pardo Bernal.
Y DE REPENTE… ©
2015
Permito
que mi mar desnude mis pies,
y acaricie con sus espumas mi blanca piel.
Me dejo
arrastrar por sus olas,
y empapar
por su agua cálida y salada.
Me pliego
a sus tormentas y deseos,
y me
resigno cuando me invade
bravo,
tierno, apocalíptico o suave.
Soy
sumisa ante su ímpetu,
y poderosa cuando lo requiere.
Soy la
dama que lo defiende,
la dama
que sitia, arremete, lucha,
y por él, muere.
Soy la
que esconde, y a la que engaña,
la mujer
que se da,
la amante que a todo renuncia,
la niña abandonada.
Soy la
que su nombre jamás pronuncia,
la hembra que lo envuelve,
la que lo
arrulla, y amamanta.
Soy su
premio y su castigo,
la que
danza, la que abre caminos,
soy la
gata en su tejado,
y el
volcán que derrite el invierno,
su nena
de pelo anillado,
la
princesa, la criada,
la diabla
escapada del averno,
la
enfermera, la poeta.
Soy su
ama y es mi dueño.
Soy la
sirena de su despertar,
y la loba
de sus sueños,
soy su
paz, y la guerra,
la locura,
y el desafío,
el
pecado, la flor, y el agua,
soy su
destino.
Soy la
miel, la caricia, su sombra,
su
suerte, su llanto, su sino.
Soy la
mariposa, la bruja, el hada,
la señora
que lo atormenta,
soy todo lo que
inventa,
soy la
otra y no soy nada.
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