miércoles, 17 de septiembre de 2014


REFLEXIONES

Por María Isabel Pardo Bernal.

15 de septiembre de 2014.

 

 
Hoy no voy a abstenerme de escribir lo que pienso sobre la famosa fiesta de Tordesillas. El Toro de la Vega es una tradición que envilece al ser humano, no sólo a quien disfruta lanceando a un animal y viendo como muere en cruel agonía, también a los que callamos  y no luchamos por evitar que la sangre y el sufrimiento sean motivo de fiesta y jolgorio. ¿Qué se puede pensar sobre una persona que mata triunfante y sin el menor atisbo de consideración, solo por el placer de hacerlo? Las tradiciones no son buenas  por el hecho de ser tradiciones; algunas  tradiciones se cambian y deben cambiarse  porque el hombre tiene y debe de evolucionar. ¡No somos los reyes de la creación, a ver si nos enteramos de una vez! Somos una parte minúscula de un universo maravilloso que debemos respetar, disfrutar y amar.  Dentro de pocos años estas discusiones parecerán absurdas a las nuevas generaciones, al igual que ahora,  no tenemos ni una sola duda de que la esclavitud es una barbaridad, y que los famosos y tradicionales  torneos de lucha a muerte en el circo romano no se pueden entender desde nuestra sensibilidad actual. Pues bien, ya somos muchos los que no soportamos seguir viendo sufrimiento innecesario de animales  para que unos cuantos brutos se diviertan. Pido a los políticos que de una vez, y por una vez, dejen de pensar en su sillón, y tomen decisiones valientes y decididas y que,  de una vez, se elimine todo festejo relacionado con el sufrimiento y la muerte de animales.  ¡Basta ya de subvencionar y apoyar con dinero público a una panda de descerebrados!! Al resto, a los que sienten que los animales no pueden ser el objeto de nuestra crueldad, os pido que sigáis movilizándose, siempre desde el respeto y de forma pacífica, y alzando la voz en contra de este tipo de prácticas tan crueles como innecesarias

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