Por María Isabel Pardo Bernal.
© 2015
Reservados todos los derechos.
EN LA
DERROTA
En la pereza
del estío
me vistes de olvido.
Te cedí
mi oxigeno
y mis suspiros,
te di mis esperanzas
y
desatinos,
me
entregué desde adentro,
abierta
en canal,
en
cerrado destino,
en cruz,
y como dulce felino.
Agoté mi
energía,
cerré mis caminos.
Aullé a
la manada cuando
te
quedabas sin luna,
sin
padre, sin amigo.
Fui
amante desesperada,
la madre,
el castigo,
el hada,
pasión
loca,
tortura
de tu membrana.
Fui la
que te suplicaba,
la que lloraba,
la que te
servía,
la mujer
que por ti
mataba y
moría…
Fui tu
niña,
y tu
dama,
la que
besas
y halas,
la amada,
la
amante,
la miza
que buscas
en tu
cama.
Te esperé
en mi
ventana,
me
pensaste
en tu
almohada.
Te soñé
desnudo y
vestido
yaciendo.
Te viví
y gocé
cuando
enloquecías,
exclamabas,
y me
seducías,
¡ Me
disolvías
fluyendo
hasta el alba, niño,
hasta el
alba!
Y ahora,
me rodeas
de negro,
me
envuelves
con alas de cuervo.
En mi
derrota,
me consuelas
con el
desdén,
en la
nieve
me arropas
de hielo,
en la
muerte,
me
despides
con el
fantasma
de tu
silencio.
En la
derrota,
me
ignoras,
en la
derrota,
navegante,
me dejas
eternamente
rota…
No hay comentarios:
Publicar un comentario