Por María Isabel Pardo Bernal.
UNA ETERNIDAD. © 2015
Reservados todos los derechos.
UNA
ETERNIDAD
Pesan las preguntas cuando
inicio el vuelo, pesa el silencio, me pesa el tiempo que se nos pierde entre el
suspiro y el beso. No permitas que se muera el amor de ausencias, niño, qué ya
no aguanto la distancia que hay desde tu boca a mi pecho, que ya no soporto el
vacío que aísla mi lecho.
Y mientras la pesadilla se
apodera de mis sueños, las caracolas vienen a embrujarme con el eco de tu voz.
No es posible sufrir más, estoy perdida irremediablemente. No hay ataduras, ni
abismos, ni muertes, ni vidas que se interpongan entre tu dulce canto de sirena
y mi pasión loca. Cruel amor que emerge fácilmente desde el abandono para atormentarme
un día más, un beso más, un abrazo más, un siempre más, y así, por los siglos
de los siglos.
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