Hace unas semanas,
ALDO GARCÍA, me pidió que hiciéramos un poema a medias. De inmediato, acepté,
pero me ocurrió algo muy extraño, el poema “Esencia”, se apoderó de mí desde el
primer verso, no pude contenerme, lo hice mío, no admití los versos que Aldo me
enviaba. Le pedí que uniera los versos
que me había enviado, y gracias a ellos, nació su poema FINALES. El caso es que,
incumplí mi palabra e hice el poema a mi manera, con mis sentimientos, con mi
ESENCIA...y es que sentí una necesidad más allá de lo razonable de escribirlo
por y desde mí, para mí… Gracias por ser tan comprensivo Aldo, y por animarme a
publicarlo. Sin tu insistencia, lo hubiera dejado eternizarse en el fondo de un
archivo olvidado…Y gracias también al “Ulises” que me lo ha inspirado.
ESENCIA
Por María Isabel Pardo Bernal.
05 de noviembre de 2013.
ESENCIA
Dejo mis alas escondidas en el pequeño universo,
cuido impaciente el silencio eterno,
me despojo de mi ESENCIA a golpe de verso,
y escribo en ancas del viento, cerca del averno.
Me dejo atrapar por los abrazos del guerrero,
ahogo los suspiros dentro de su boca,
desmayada en las luces de un “te quiero,”
muero, vuelo, AMO, vivo… ¡Y no estoy loca!
Invoco al inmutable y cubro de nieve mi piel
que, ansiosa refleja la luz de sus lunas,
lunas de plata, lágrimas serenas, lunas de hiel.
Aterradas huyen hacia
frías lagunas
donde, ávido, acaricias el centro de mi placer.
Detienes tus manos
cálidas de amante,
me inquietas, me vences, me haces renacer.
Me prendes, me llevas a la estrella más distante,
depositas tu más íntima fragancia,
te internas, te mezclas con MI esencia,
mientras, tus ojos se clavan con la arrogancia
del idolatrado, del hombre que perdió la decencia.
Y mi frágil estructura alada
se quiebra, duda, pierde la dignidad, asciende,
se arrodilla, abandona a la temblorosa y débil hada,
eclosionan paraísos, gimes, tu llama se enciende.
Sigues dentro de mi
vientre, de mi vida, de mi sueño,
y perduras en mi interior quemando mis entrañas,
te apropias de mi cuerpo, de mi voluntad eres dueño.
De ti, para ti, todo te entrego, más… me engañas.
Siento tus manos acariciando suaves al viento,
eres el hombre que a
golpe de dulce voz me derrota,
eres el dolor que envenenado, rompe mi lamento,
es mi alma desesperada la que grita de dolor, ROTA.
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